Corcho FSC: una opción natural
Descorche: un proceso natural
Con el nombre científico Quercus Suber L, el alcornoque es un árbol de la familia de las encinas, cultivado en la cuenca mediterránea, especialmente en el sur de Europa y el norte de África, en países como Portugal, España, Francia, Italia, Túnez, Marruecos y Argelia. Esta especie arbórea tiene una longevidad promedio de alrededor de 200 a 250 años y tiene la particularidad de crecer en suelos pobres y tener hojas reactivas a la sequía, pues disponen de poros que se cierran y reducen la pérdida de agua por transpiración durante el tiempo seco.
El alcornoque es una especie protegida por ley en Portugal, por lo que no está permitida su corta, salvo que sea por motivos fito sanitarios o por indicación de Organismos Oficiales del Gobierno. Por lo tanto, descorchar no implica talar los árboles.
Superficie de alcornocales certificados en la Península Ibérica y empresas certificadas
A fecha de mayo de 2023, España cuenta con más de 655.000 hectáreas certificadas, de las cuales 108.000 se corresponden con alcornocales, lo que representa aproximadamente un 5% de la superficie total de alcornocales en España y dispone de alrededor de 15 empresas certificadas en Cadena de Custodia.
Y en Portugal hay alrededor de 556 mil hectáreas de bosque certificado FSC, de las cuales alrededor de 150 mil hectáreas son bosques de alcornoques, lo que representa el 19% del total de la superficie de alcornocales existente en Portugal, y 42 titulares de certificados de Cadena de Custodia que fabrican o utilizan corcho certificado.
A nivel mundial, existen más de 470 empresas que utilizan corcho certificado con Cadena de Custodia FSC.
Cualidades del corcho
Una de las peculiaridades más interesantes del alcornoque es la producción de una corteza exterior homogénea, formada por un tejido elástico, impermeable y termo-aislante: el corcho. La homogeneidad del corcho resulta del hecho de que el felógeno del alcornoque permanece activo durante toda la vida del árbol, a diferencia de otros árboles, donde el felógeno es discontinuo y dura un año. El corcho se puede extraer sin dañar el árbol, regenerándose de nuevo. El corcho es un material 100% natural, reciclable, utilizable y renovable, con unas cualidades únicas e inigualables.
Pasos del descoche
Abrir, separar, trazar, despegar y marcar. Estos son los 6 pasos de esta actividad manual que llamamos descorchar. Desde finales de mayo hasta principios de agosto, el alcornoque se encuentra en su fase de crecimiento más activa, y es entonces cuando permite que la corteza se desprenda del tronco. El descorche sólo se puede realizar a partir de los 25 años de edad del árbol, y siempre que tenga un perímetro de 70 cm, que se mide a 1,3 metros del suelo (DAP – diámetro a la altura del pecho). Desde el momento en que se realiza la primera extracción, el alcornoque se puede descorchar cada 9 años.
Este es un trabajo que requiere un enorme respeto por la naturaleza, porque ante todo se tiene como objetivo principal la protección del árbol, evitando que se dañe. Es un espectáculo único e irrepetible, digno de ser visto al menos una vez en la vida.
FSC tiene un papel fundamental, no solo en la gestión del alcornoque a lo largo de los años, sino especialmente en esta época de descorche ya que es cuando se recogen los frutos de las buenas prácticas implantadas en las superficies forestales. La sostenibilidad del alcornocal depende cada vez más de la adopción de buenas prácticas de gestión forestal, siendo la certificación FSC un gran valor añadido para los propietarios forestales, a través de sus principios y criterios.
Descorche: un proceso naturalmente artesanal
El descorche del alcornoque es un proceso milenario que sólo puede (y debe) ser realizado por especialistas: los sacadores. Estos estos profesionales han de tener una mano bien afinada para dar el golpe justo que corte el corcho, pero no el árbol. El hacha se fabrica a medida para descorchar, tiene mango de madera con cuña para levantar el corcho.
El sacador es un especialista que tiene destreza manual y mucha experiencia, y sabe perfectamente cuándo y cómo sacar el corcho. También sabe cómo quitar la plancha de corcho más grande del alcornoque, ya que es la única forma de aumentar su valor comercial. Conoce el alcornoque y el corcho como si fuera su propia vida. Y también sabe que, cuando se certifica la propiedad, esta tarea se tiene que realizar teniendo en cuenta los Principios y Criterios de Gestión Forestal definidos por FSC.
El Principio 2 de FSC es muy importante en este contexto, ya que defiende la protección de los trabajadores y las condiciones de trabajo, así como el pago de salarios que cumplan o superen los estándares mínimos, entre otras cuestiones.
Además, desde el punto de vista social, las comunidades locales se benefician de la certificación FSC, ya que se generan más ingresos. En general, el corcho certificado FSC se comercializa 50 céntimos más por arroba, la unidad de medida que usamos para el corcho y que equivale a 15 kg.
El reposo natural del corcho
Después del descorche
Tras el descorche, el corcho se apila en los astilleros, donde reposará durante un tiempo. Durante esta fase, las planchas de corcho pasan por un proceso de estabilización, con una duración mínima de 6 meses, siendo almacenados en suelo de hormigón, para evitar la contaminación y la generación de olores y hongos no deseados. Y aquí permanecen al aire libre, expuestos al sol, lluvia yl frío, con el fin último de lograr la maduración de esta materia prima.
Después de esta etapa, el corcho está preparado para ser cocido, seleccionado y posteriormente transformado en un producto final. El proceso de cocción tiene una duración mínima de 1 hora y, en agua limpia y sin cloro, normalmente a 100º C. Este proceso tiene como objetivo limpiar el corcho, extraer sus sustancias hidrosolubles, aumentar su espesor y, finalmente, hacerlo más suave y maleable. Tras ser hervido, el corcho reposa por unas 24 a 48 horas y después se hace la selección de las planchas. En la fase de selección, el corcho se separa por clases de calidad, espesor, porosidad y apariencia.
Una vez que el corcho esté listo para ser transformado en un producto, se dará prioridad a la producción de tapones de corcho y solo el corcho que no sea apto para la producción de tapones se transformará en otro tipo de producto. Normalmente, el 30% de la materia prima se transforma en tapones y el 70% restante se transforma en subproductos.
Con la certificación FSC se realiza un seguimiento de este proceso desde el bosque hasta el producto final, siempre con el objetivo de promover una gestión forestal responsable, añadiendo valor al corcho que proviene de superficies de alcornocales certificadas.
Corcho: un recurso naturalmente interesante
El corcho es la corteza del alcornoque, un material vegetal 100% natural, formado por millones de células microscópicas en forma de alvéolos pentagonales o hexagonales, que poseen unas características físicas y químicas únicas.
Impermeabilidad a líquidos y gases, compresibilidad, elasticidad, aislamiento térmico y acústico, combustión lenta, anti estático e hipoalergénico, resistencia al roce y durabilidad son las principales características de este material.
Esta estructura alveolar compuesta en más del 60% por un gas idéntico al aire, le confiere la ligereza y elasticidad tan apreciadas por los distintos sectores de actividad que lo utilizan.
La composición química del corcho se compone esencialmente de suberina, una mezcla de ácidos orgánicos a partir de la cual se forman las paredes de sus células, impidiendo el paso de agua y gases, y cuyas propiedades son notables, ya que es prácticamente infusible, insoluble en agua, alcohol, éter, cloroformo, ácido sulfúrico concentrado, ácido clorhídrico, etc., que permiten que el corcho se convirtiera en la estrella del sector vitivinícola, al facilitar el proceso de elaboración del vino.
Este conjunto de “micro-almohadillas ” dota al corcho de la compresibilidad, elasticidad y ausencia de conductividad térmica tan apreciadas por los distintos sectores de actividad, por lo que es muy buscado para la producción y creación de diversos productos utilizados en nuestro día a día como es el caso de los tapones de corcho, los utensilios de cocina, el calzado, la confección y los complementos de moda, el material deportivo, e incluso en una nave espacial.
La Certificación FSC de Gestión Forestal y Cadena de Custodia FSC permite a las empresas etiquetar sus productos, lo que permite al consumidor identificar y elegir productos que apoyen la gestión forestal responsable y sostenible. Esta certificación verifica la trazabilidad de los materiales y productos certificados, de origen forestal, desde el bosque, a través de la cadena de la cadena de suministro hasta el producto final, o en el caso de materiales reciclados, desde el punto de recogida hasta el consumidor final. El esquema de certificación FSC ofrece a las empresas la garantía de implantar un sistema de gestión que se traduce en compromisos de responsabilidad social y ambiental.
Respeto natural de los trabajadores y comunidades locales
En la actualidad, más de 470 empresas de todo el mundo que utilizan corcho cuentan con la certificación FSC.
Estas empresas son protagonistas en el desarrollo de prácticas respetuosas con los bosques, los trabajadores y las comunidades locales en la industria del corcho y en el desarrollo económico de su territorio, fomentando la creación de numerosos puestos de trabajo locales directos e indirectos.
En el ámbito social, las comunidades locales se benefician de la certificación FSC, ya que genera más ingresos, porque, por regla general, el corcho certificado FSC se comercializa 50 céntimos más por arroba que el corcho no certificado (la arroba es la unidad de medida utilizada y equivalente a 15 kg).
Además, los Titulares del Certificados también señalan los beneficios de FSC, “verificación realizada por terceras partes independientes, imagen, eficiencia, más rentabilidad, acceso a nuevos mercados y mejora en la gestión forestal”.
Por lo tanto, trabajar con FSC permite a los productores y pequeños propietarios mejorar su gestión forestal, con ganancias significativas en eficiencia y en términos económicos.
Los múltiples y sostenibles usos del corcho
El corcho, considerado el "oro portugués", se ha utilizado durante miles de años, como lo demuestran los registros históricos encontrados en China, Babilonia, Grecia, Persia y la antigua Roma. Inmediatamente asociamos el corcho con el vino, siendo el tapón de corcho el uso más conocido. En la actualidad, y debido a la evolución de las industrias, el corcho tiene una aplicación mucho más amplia, siendo su uso tan infinito como la imaginación, pudiendo ser apto para los más variados usos como:
- aislamiento y pavimentación, en el sector de la construcción;
- muebles y objetos de diseño utilizados en la decoración de interiores;
- deportes, en colchonetas de yoga, pelotas de golf, bádminton e incluso fútbol;
- transporte y aeronáutica, como kayaks, barcos, trenes subterráneos e incluso naves espaciales;
- utensilios domésticos, como placas eléctricas tan utilizadas en la cocina;
- calzado
- prendas de vestir y complementos de moda, como bolsos.
Ligereza, elasticidad, flexibilidad, flotabilidad, impermeabilidad y aislamiento térmico, acústico y de vibraciones son algunas de las propiedades que permiten la aplicación del corcho, y su combinación con otros materiales, en numerosos productos y aplicaciones.
Los tapones del corcho para vino representan el 30% del uso de corcho
Los tapones de corcho son el producto principal, representa el 30% del uso del corcho y el 70% de la facturación del sector corchero. Esta reinvención del sector se debe a la necesidad de reutilizar la materia prima sobrante no utilizada en la elaboración del tapón, y que representa alrededor del 70%. Por ello, es fundamental que exista una circularidad del corcho y que no existan desperdicios en todo el proceso de producción. Incluso el polvo de corcho se utiliza para producir biomasa, generando energía. La diversificación del uso del corcho por parte de la industria es un concepto 100% sostenible que demuestra la utilización responsable de este material de origen forestal.
Sin embargo, para disponer de corcho natural a largo plazo y garantizar la sostenibilidad del recurso, no basta con poner en práctica esta circularidad, sino que también es fundamental que el corcho proceda de bosques gestionados de forma responsable. Los bosques de alcornoques certificados por los estándares FSC protegen las masas forestales, la biodiversidad, los servicios ecosistémicos e impulsan el desarrollo rural.
Protección natural de la biodiversidad
En cuanto a los beneficios medioambientales, los alcornocales son uno de los 36 hotspots de biodiversidad del mundo, con ellos y gracias a ellos, vive una enorme diversidad de biodiversidad vegetal y animal.
Más de 37 especies de mamíferos, 160 especies de aves y 24 especies de reptiles y anfibios, así como especies emblemáticas y en peligro de extinción de los ecosistemas mediterráneos como el águila imperial, el lince ibérico y la cigüeña negra.
Altos Valores de Conservación
De acuerdo con nuestros estándares, los propietarios forestales deben planificar y monitorizar todas las actividades forestales para garantizar la protección de la biodiversidad e identificar y proteger lo que en en FSC llamamos AVC o Altos Valores de Conservación. En un estudio reciente realizado en áreas certificadas, se identificó que cerca del 48% de los Titulares de Certificados no cuentan con otra herramienta para proteger sus Altos Valores de Conservación (AVCs) (Red Natura 2000, RNAP, etc.), lo que significa que la biodiversidad y los valores ambientales no estarían protegidos sin la certificación FSC.
Los servicios de los ecosistemas de los alcornocales
Los propietarios forestales de alcornocales son conscientes del importante valor ambiental de los servicios de los ecosistemas. La gestión forestal responsable tiene un impacto sobre la conservación de la biodiversidad y almacenamiento de carbono. El alcornoque puede fijar hasta 14 millones de toneladas de CO2/año. Y la gestión forestal sostenible certificada FSC puede lograr un aumento de esta capacidad de almacenamiento.
Tras la extracción del corcho, la actividad biológica del alcornoque aumenta y su absorción de CO2 se multiplica entre 3 y 5 veces. Esto convierte al alcornoque en un reservorio de carbono ejemplar y un gran aliado en la lucha contra el cambio climático.
Los alcornoques previenen la erosión y la pérdida de suelo y contribuyen a regularizar los recursos hídricos, conservando el agua, convirtiéndose en grandes luchadores contra la desertificación.
“Sostenible por naturaleza” es el lema del sector del corcho, con un gran papel en la lucha contra la desertificación y el cambio climático. Sin embargo la sostenibilidad forestal va más allá, y aquí es donde FSC agrega valor a los alcornocales, pues garantiza la implementación de buenas prácticas de gestión forestal, incrementando su eficiencia en términos de sostenibilidad.
En un producto que es percibido por el público como sostenible, debemos enfatizar la importancia de la gestión forestal responsable y cómo ésta puede contribuir a que un bosque sea más resiliente. En estos momentos, los alcornocales ya se enfrentan a los efectos del cambio climático: sequía, nuevas plagas, etc. Los administradores forestales certificados monitorizan este problema e implementan prácticas de gestión responsable para resolverlo, asegurando su vitalidad y mantenimiento.
En la última década, estos hábitats naturales se han degradado como consecuencia de políticas incorrectas y una gestión inadecuada, y la disminución de la superficie de alcornoques puede ser crítica para combatir y adaptarse al cambio climático. La certificación FSC puede y está cambiando eso, ya que contribuye a fortalecer la sostenibilidad de la economía del corcho, al abrir nuevas oportunidades de mercado, pero también asegura la sostenibilidad del área certificada en sí misma.