Silvia Martínez FSC EspañaLos bosques albergan el 80% de la biodiversidad terrestre mundial, son esenciales para el bienestar humano, absorben CO2 y su papel regulador del clima es ya incuestionable. Sin embargo, el propio cambio climático está reduciendo drástica y progresivamente su capacidad natural de ejercer de escudos contra el calentamiento global.

Un bosque resiliente es un bosque que tiene la capacidad de hacer frente a cambios y alteraciones adversas del medio ambiente para adaptarse o recuperarse de forma eficiente.

Si los bosques son aliados contra el cambio climático y son esenciales para la vida humana, la necesidad de actuar se convierte entonces en un plan de choque urgente. Y la gestión forestal sostenible, generalmente desconocida para los ciudadanos, es una herramienta capaz de proteger y reforzar las masas forestales para que éstas se adapten al cambio climático. Necesitamos bosques sanos y resilientes, no sólo para afrontar los retos climáticos, si no para conservarlos para generaciones futuras.

Los efectos del calentamiento global sobre los bosques

Los efectos del calentamiento global son cada vez más evidentes en los ecosistemas forestales, pudiendo causar impactos enormemente negativos en su funcionamiento, en los tiempos de crecimiento y reproducción, en la densidad de las masas y en la mortalidad de muchas especies forestales…, lo que se traduce en alteraciones en su composición, estructura y funcionamiento.

Nuestros bosques mediterráneos presentan una mayor exposición al cambio climático, siendo uno de los ecosistemas más vulnerables, afectados por la aridez y el riesgo de incendios. La alteración de especies arbóreas, la modificación del funcionamiento de los ecosistemas, el adelanto de la foliación, el retraso de la caída de las hojas, el decaimiento, cambios en el suelo, fragmentación de los hábitats; y el desplazamiento altitudinal de especies, son algunas de las consecuencias. Todos estos cambios se traducen en una alteración del sistema que afecta a su capacidad de absorber CO2 y almacenar carbono, pero también tiene consecuencias perjudiciales, que pueden afectar a calidad del aire, a la biodiversidad, al suelo y a los acuíferos.

Por ello es clave y estratégico invertir en planes de mitigación y adaptación de nuestros bosques a los desafíos climáticos, algunos de los cuáles no necesariamente conocemos.

La adaptación al cambio climático constituye por tanto un reto de responsabilidad pública y privada a nivel global. En la actualidad, varias estrategias públicas en materia de adaptación al cambio climático persiguen promover acciones específicas para mejorar la adaptación en Europa (Estrategia Europea de Adaptación al Cambio Climático) y en España (Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático). La estrategia española pretende, entre otros aspectos, integrar medidas de adaptación en aquellos sectores potencialmente vulnerables al cambio climático con políticas sectoriales y de gestión.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros bosques?

Ante la evidente degradación y alteración que sufren los bosques ante los efectos de un clima cambiante, los expertos en gestión forestal buscamos respuestas a la pregunta: ¿cómo podemos ayudarlos a adaptarse y ser más resilientes?

La gestión forestal sostenible, como la que promovemos desde FSC (Forest Stewardship Council), confirma que el bosque se está gestionado de manera que preserva la biodiversidad, beneficia a las poblaciones y los trabajadores locales, asegurando al mismo tiempo su viabilidad económica.

La gestión forestal FSC es una gestión forestal adaptativa en sí misma. Con la incorporación de indicadores de adaptación al cambio climático en nuestra gestión, conseguimos tener un diagnóstico del estado de nuestros bosques, constituyendo un sistema de alerta temprana ante los efectos del cambio climático que ayude a diseñar y establecer estrategias de gestión adecuadas que faciliten los procesos de adaptación y minimicen los impactos y la vulnerabilidad.

Desde FSC España hemos trabajado los últimos años en varios proyectos de adaptación al cambio climático en los que hemos desarrollado medidas y hemos puesto a disposición de propietarios y gestores forestales un protocolo de adaptación para su implementación en sus montes. Una de las localizaciones piloto en las que hemos trabajado para este desarrollo ha sido el monte de Palancares y Agregados en Cuenca, compuesto mayoritariamente por pinares mediterráneos (Pinus nigra), considerados como uno de los ecosistemas más vulnerables ante el cambio climático.

Lo principales peligros identificados en el monte de Los Palancares y Agregados son el aumento de las condiciones de sequía, mostrado por un incremento en el número de días al año con sequía, el marcado incremento de las olas de calor, así como el riesgo moderado de incendios.

Tras la implementación de actividades recomendadas, en lo que respecta a la vulnerabilidad, se ha observado una elevada resiliencia de los árboles tras sequías intensas, lo que se traduce en una capacidad de recuperación relativamente alta. Y la diversidad arbórea y el carácter mixto de sus masas forestales han incrementado su adaptación y recuperación ante eventos climáticos adverso.

Las recomendaciones de gestión para la adaptación al cambio climático deben ir dirigidas hacia el logro de objetivos a corto plazo, pero también hacia la promoción de la resiliencia como un objetivo clave a largo plazo. Por lo que, estas recomendaciones serían extrapolables a sistemas forestales con características similares en el resto de la provincia de Cuenca y de toda España.

En este sentido, desde Cuenca, impulsados por el laboratorio de bioeconomía forestal UFIL se promueven e incentivan el desarrollo de ideas de negocio entorno al aprovechamiento de los recursos forestales en un contexto sostenible, donde la conservación y la capacidad de adaptación de los bosques al cambio climático es crucial para asegurar las materias primas.

Ayudar a nuestros bosques, para garantizar nuestra calidad de vida

Como conclusión, la evaluación del potencial de adaptación al cambio climático a largo plazo de las masas forestales y el diseño de medidas y estrategias deben ser incluidos en la planificación y gestión forestal de nuestros montes como una prioridad de país. España es el segundo país del mundo en superficie forestal. Nuestros bosques son un patrimonio que proteger y legar, por lo que debemos ser conscientes de lo importante que es utilizar todas las herramientas a nuestro alcance para dotar a nuestros bosques de resistencia y capacidad para sobrevivir y superar las adversidades. Ayudarles a ellos, para que ellos a su vez, puedan ofrecernos bienestar, recursos forestales, biodiversidad y calidad de vida.