Directora de Slow Fashion Next y coordinadora de la Campaña Global en España Fashion Revolution, tras formarse en grandes cadenas de moda en Madrid y en institutos de tendencias en París, Gema Gómez decidió iniciar un sueño, una nueva manera de entender y vivir esta industria desde un punto de vista más humano y sostenible. Fue el suyo un giro a contracorriente tras descubrir una realidad que explotaba a personas y contaminaba el medio natural. Y que no le gustaba.
Slow Fashion Next es una plataforma de formación nacida de la necesidad de mostrar todas las iniciativas que se están desarrollando en el planeta para lograr una moda mucho más coherente con los desafíos medioambientales, sociales y económicos del momento, contribuyendo de forma activa a la creación de una industria textil sostenible y alternativa a la convencional actual.
Gema vuelve a liderar este año la VIII Jornada de Moda Sostenible, los días 5 y 6 de abril en el Museo del Traje de Madrid. El encuentro permitirá comprender la importancia que tiene la moda en el contexto de la sostenibilidad para el desarrollo humano y ambiental. También explorará las medidas concretas que están adoptando las empresas para cambiar el rumbo de una fast fashion, industria rápida que amenaza con esquilmar los recursos del planeta. Su ideal es elevar el nivel de conciencia sobre sostenibilidad, moda y negocio.
La primera pregunta surge automática. ¿En el mundo de la moda, la sostenibilidad es un buen negocio, un compromiso, una necesidad, o las tres respuestas son correctas?
¿Una necesidad imperiosa? 100% de acuerdo.
¿Un compromiso? Solo para unos cuantos.
¿Un buen negocio? Definitivamente sí, si entendemos como negocio lo que tiene que hacer prosperar la sociedad y asegurarle un futuro.
Solamente hay una manera de hacer las cosas y es de manera que respetemos recursos, que no contaminemos, que ofrezcamos salarios dignos y que seamos capaces de regenerar lo que empresas con modelos de negocio agresivos para el medio ambiente han esquilmado.
Connected by Nature, Connected by Beauty, es el lema inspirador que da título a estas jornadas. Tus proyectos forman dan visibilidad a empresas y profesionales que quieren llevan años apostando por lograr un cambio positivo en el sector de la moda, más sostenible y social, que compensan sus emisiones de CO2, cuidan los recursos naturales, reciclan y están comprometidas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). ¿Has notado en estos ocho años un mayor interés hacia la producción y el consumo responsable de moda?
Sin lugar a dudas. Es increíble la cantidad de empresas que se nos acercan y quieren hacer algo que realmente tenga valor a los ojos del consumidor, que se preocupan por sus hijos y nietos y lo que les van a dejar. Que tienen ese concepto de amor por la diversidad, por la artesanía, por la creación de empleo justo, con lo difícil que es el mercado. Es increíble la cantidad de emprendimientos y de nuevas empresas que están surgiendo. A veces pienso que es una necesidad vital la de crear cosas bonitas por dentro y por fuera, y que realmente den sentido a nuestras vidas.
La industria de la moda cada vez utiliza más fibras vegetales procedentes de la celulosa de unos árboles de los que no tenemos muy claro su origen. ¿Consideras importante que una certificación tan robusta como la de FSC garantice la procedencia y gestión responsable de los bosques de los que proceden estos nuevos materiales?
Los árboles, o más bien el mal uso y la falta de ellos, es una de las primeras causas de cambio climático. Creo que es fundamental que existan certificaciones como FSC para asegurar la buena gestión de los bosques, y al mismo tiempo tenemos que poner nuestro foco en regenerar todo lo que hemos perdido.
Poco a poco las bolsas de plástico están desapareciendo de las tiendas. La industria de la moda también hace un gasto extraordinario de papel y cartón en el etiquetado, embalaje y venta de sus productos donde los bosques tienen mucho que ganar si esta materia procede de explotaciones sostenibles bien gestionadas. ¿Hasta qué punto el consumidor es consciente de este tipo de impactos y de la necesidad de contar con sellos de certificación?
El problema de las certificaciones es que son muchísimas y muy técnicas. No podemos confiar en que el consumidor va a saber por cuál apostar porque para eso tendría que saber mucho y tener una información más transparente de la que tiene ahora mismo. Nosotras trabajamos mucho difundiendo el valor que tienen las certificaciones, así como la transparencia y trazabilidad de los negocios. Pero es cierto que tenemos que ponérselo mucho más fácil a los consumidores para asegurarles que su compra es una compra justa ética y sostenible, haciendo que con un solo click seamos capaces de asegurarles una compra que respete sus valores.
Las jornadas abordan otras cuestiones como la importancia de cuidar el territorio, se expondrán estrategias concretas para combatir el cambio climático, se hablará de la innovación en el abastecimiento de materiales sostenibles, del papel de la tecnología 4.0 para crear una industria textil sostenible, del poder transformador del consumo en la sociedad moderna, o del rol que juegan los medios de comunicación como transmisores de este nuevo paradigma. ¿Caminamos hacia una nueva economía donde el mundo de la moda está llamado a ser su principal impulsor?
El concepto actual de economía basado en el PIB, es decir, en un crecimiento infinito, ya sabemos todos que es un concepto obsoleto del siglo XX porque es imposible crecer infinitamente en un mundo que tiene límites. Nosotras abogamos por una economía que respete los límites planetarios. No sé sí la moda es la llamada a ser la principal impulsora de esta nueva economía, creo que el cambio vendrá de diferentes ámbitos y también de los jóvenes como se manifestaron el pasado 15 de marzo bajo el movimiento Fridays for future. Lo que sí tengo claro también es que siendo la moda responsable de prácticamente el 3% del PIB de este país, tiene mucho que decir y ojalá que lo que diga sea coherente con los retos de este siglo XXI.