Falsas creencias sobre el uso de la madera
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La madera se quema
Falso. La madera no resulta más frágil o peligrosa frente al fuego que otros materiales aparentemente más robustos como el hormigón o el acero. Se quema a una velocidad lenta a partir 400°C y es difícil que colapse de forma repentina. La capa carbonizada genera además una superficie de protección de la parte interna que mantiene intactas sus propiedades mecánicas durante mucho más tiempo que otras estructuras.
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La madera se pudre
Falso. Eligiendo bien el tipo de madera, su diseño y tratamiento, puede mantenerse libre de plagas y por lo tanto durar mucho tiempo sin problemas. Recuerda que la ciudad de Venecia se asienta desde hace siglos sobre un inmenso bosque de pilares de madera sumergidos bajo el agua.
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La madera aguanta poco
Falso. Las nuevas estructuras de madera, como la contralaminada (CLT), están respaldadas por la misma normativa arquitectónica que cualquier otro material constructivo, ya sean perfiles metálicos o de ladrillo. Gracias a su excelente relación resistencia/peso es además un material ideal para cubiertas de grandes luces o ampliación de edificios.
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La madera necesita mucho mantenimiento
Falso. No más que una fachada de cemento. Por eso es tan importante saber elegir bien el tipo de madera y el diseño de sus estructuras. La ventaja de la madera es que cuando envejece gana en belleza en lugar de perderla, pero esa evolución no tiene nada que ver con un supuesto deterioro.
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La madera es cara
Falso. La madera tiene un coste de instalación similar al de las estructuras de hormigón o acero. E incluso es el material constructivo más rentable de todos si se tiene en cuenta la vida del edificio, gracias al ahorro posterior que genera en costes de calefacción y refrigeración.
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Es mejor no cortar árboles
Falso. Cortar árboles no destruye el bosque si se hace bien, con cabeza, ciencia y conciencia (ambiental). Gracias a los estándares de gestión sostenible promovidos por FSC, algo aparentemente tan difícil es posible. El aprovechamiento responsable y bien gestionado de los recursos forestales mejora la conservación de los bosques, extrae siempre menos madera de la que se produce de forma natural, previene incendios y evita la despoblación en entornos rurales.